Como ciudad medieval, Pamplona se rodeó de un anillo amurallado para defenderse del enemigo, pero no fue hasta la incorporación del Reyno de Navarra a la Corona de Castilla, en 1515, cuando su situación estratégica le convirtió en un puesto avanzado de la corona española ante Francia.
Es entonces cuando comienza el fabuloso desarrollo de una formidable fortaleza, que tiene su punto álgido con la Ciudadela, la cual es nuestro lugar de encuentro y de inicio para la visita guiada. Bastiones, baluartes, portales, medias lunas, revellines, fuertes… dotan el conjunto amurallado de toda la sobriedad y sofisticación de este tipo de conjuntos defensivos. El desarrollo urbanístico del siglo XX obliga a derribar algunos frentes para que la urbe de la modernidad pueda expandirse. Pero la esencia permanece.